viernes, 28 de noviembre de 2014

Cómo el niño aprende a tener miedo

Cómo el niño aprende a tener miedo
El miedo aparece porque hay alguien que lo enseña


Los miedos son, como el amor y el dolor, necesarios en el proceso de aprendizaje y justamente, como tal, son experiencias a las que estamos todos, como seres humanos, predestinados a vivir. Lo que ocurre es que estas experiencias toman matices distintos de acuerdo con el ambiente en que se vive. Los padres enseñan naturalmente muchas cosas a sus hijos y, una de ellas, es el miedo. Aunque para ellos, esta enseñanza es vista como una forma de protección para su hijo. Por ejemplo, si el niño se asoma a la ventana o se mete debajo de las patas de un caballo, en un principio, el niño no teme a nada. Solamente si le hiere, aprenderá y tendrá miedo.
Los niños aprenden a tener miedo




El miedo está relacionado a un comportamiento de otra persona. Cuando un niño se hiere, experimenta una sensación de dolor, pero cuando va a vivir una situación de riesgo y alguien le avisa con exaltación del peligro, el niño se parará a pensar y tendrá miedo. Y eso es emoción. El miedo no es una experiencia directa del niño. El dolor sí. El dolor es un aprendizaje directo y, por lo tanto, el niño sabe exactamente lo que ocurrirá. El miedo es indirecto, por lo tanto, no sabe lo que ocurrirá.
Qué hacer ante el miedo de los niños
Como el miedo aparece porque hay alguien que lo enseña, desaparecerá cuando haya alguien que lo disuelva. Jamás una madre que tenga miedo del miedo de su hijo podrá ayudarle a sentirse más seguro. Tendrá que estar segura primero de que continuar con ese miedo no le facilitará la vida sino que la entorpecerá. Está claro que hay que tener miedo. Es necesario para sobrevivir, diferenciar la realidad de la fantasía y temer a las situaciones reales de riesgo como tirarse por la ventana, salir volando o ser un superhéroe. Es necesario añadir que las diferencias para vivir los miedos siempre serán individuales y muy personales porque habrá niños que aún aprendiendo de situaciones reales con los miedos de sus padres sean más arriesgados que otros y, por lo tanto, sean menos miedosos. Y a ellos no hay que potenciales el miedo, sino enseñarles sus límites. Como, por ejemplo: el que no puede tener alas para volar como Superman, etc.

Otros tipos de miedos infantiles
Hay miedos que surgen con los cambios. Ocurren por reacción a una situación (cambio de escuela,casa, comida, amigos, lenguaje, etc.) que el niño haya tenido estable anteriormente, que de pronto cambia sin previo aviso o sin que haya nadie que se haga de mediador en la situación nueva. Como reacción natural de cualquier ser humano a lo nuevo, aparece el miedo. Ante lo nuevo, no hay edad, este miedo lo puede experimentar igual un niño que un adulto, la reacción es de inseguridad. Cuando hay cambios, parece que todo está dando vueltas, y la primera reacción es el miedo.


Cómo desprenderse del miedo: ¿se quita el miedo?
Sí. El miedo es como un "vecino raro" que se instala en la casa. Si es bien recibido seguramente se quedará. Es como un mago. Si le quitas la magia, perderá su encanto y dejará de ser un mago. Al miedo, como al "Señor de los Anillos", hay que quitarle el poder. Y el poder siempre está por algo que desconocemos. La varita mágica es el desconocimiento. Por ello, hay que explicar, de una forma lógica, lo que produce miedo al que lo siente. Es primordial para quien quiera disolver el miedo de un niño, quererlo, creerlo, y estar convencido de que puede hacerlo. Es más: es necesario creer que el miedo no tiene utilidad para el niño dándole una explicación lo más verdadera posible. Existen distintos miedos en la infancia. Pero, en todos los casos, es más fácil explicar el miedo como si fuera un mago, un vecino, algo raro, pero colectivo, para que el niño lo comprenda mejor.

Estrategias contra el miedo, según la edad de los niños
Niños de 4 a 5 años
- Contar un cuento inventando algo, un objeto más cercano y conocido por el niño, que sea como una varita mágica para dar seguridad. Ejemplo: en la historia de Dumbo. Le dio más seguridad saber "que para volar sólo tenía que llevar la plumita mágica". Así Dumbo perdió el miedo a volar.

Niños de 6 a 7 años
- Acompañar al niño en el miedo. Hacer que se sienta seguro. Poner humor y/o juegos. Desmitificar. Ejemplos: juego con linterna en la oscuridad. Si el niño imagina la presencia de brujas y/o monstruos, en su habitación durante la noche, juega con él durante el día, apagando las luces de la habitación y fingiendo ser un detective, o un pirata en busca del tesoro. Así, poco a poco, tu hijo se acostumbrará a la oscuridad.

Niños de 8 a 10 años
- A estas edades ya se puede explicar el miedo y dar autonomía al niño para resolverlos. El niño tiene que implicarse. Sentirse implicado y quererlo. Sentir que su miedo no tiene sentido. Hay que inducir al niño a que encuentre una solución propia. Debe opinar él e inventar una solución. Es esencial que esté convencido de que su miedo tiene que acabar. Si continúa con miedo y ves que le está perjudicando en sus estudios y en su vida cotidiana, solicita la ayuda de un especialista en psicología. Y, sobre todo, ten en cuenta que es muy importante respetar los miedos de los niños evitando frases como: Eres tonto por tener miedo. No seas mentiroso. No te creo.


Un miedo siempre es verdad y real para el niño que lo tiene.

Katam de Jalab Atamatak. Psicóloga

Compartido por Lekes Castor

jueves, 27 de noviembre de 2014

Cartas a Papá Noel (Del libro “Nadie te creería“)

(Del libro “Nadie te creería“)

Querido Papá Noel:
Te quiero mucho! Hoy fuimos a la playa y tomamos un helado. Tengo seis años. En patín jugué al jockey y ningún día lo había jugado con palo para que no nos lastimáramos. Ahora patino bien y el 7 de diciembre va a haber una clase para que los padres vean que no nos lastimamos, pero puedes venir porque eres papá pero Noel, que es distinto. Pero a lo mejor si deseas venir lo mismo total en la entrada nunca se fijan. Te pido un Max Steel, un disfraz de doctora verde, lapiceras de color verde oscuro y claro, violeta oscuro y claro, celeste, azul oscuro, un juguete de las chicas súper poderosas, una barbie con vestido de casamiento, una estrellita, una luna, un sol, una flor, un árbol con naranjas, una nube, una piedra, un pez, un ángel, una vaca, una abeja, un abanico y un acordeón.
Te mando un beso
Clara




Querida Clara: en este momento no tengo patines ni hockey.
Lo lamento. ¿Te gustaría pedir otros regalos?
Afectuosamente.
Papá Noel




Querido Papá Noel:
Nada que ver. Tienes que leer bien las cartas. Lo del hockey con patines es algo que hice, mi pedido era lo otro. Y de paso quiero cambiar el disfraz de doctora verde. Que sea uno de verdad, blanco. La piedra no, porque ayer encontré una. Mejor tráeme más estrellitas.
Te mando otro beso, Chau
Clara.




Querida Clara:
Te pido disculpas por la confusión, y te agradeceré que repitas el pedido porque las cartas que contesto se archivan en otra parte y no la tengo a mano. Espero que puedas hacerlo pronto. Se acercan las fechas en las que preparamos los regalos, ¡y estamos ansiosos por complacerte!
Afectuosamente
Papá Noel




Papá Noel:
¿qué les pasa ahí? Te había pedido un disfraz de doctora verde, el disfraz, no la doctora, ní que fuera Hulk; pero después te dije mejor blanco y de una de verdad. Después también te pedía estrellitas y algún juguete de las chicas súper poderosas, lápices de muchos colores, pero blancos no, una vaca, abejas, un abanico, una bicicleta. No me acuerdo del todo, porque la carta se las mandé y era larga ¡y ustedes la perdieron! ¿No la pueden buscar mejor? Me acuerdo de la Barbie para casamiento y un árbol con naranjas. ¡No pierdan ésta también! Ah, y un piano.
Bueno, chau, Clara.




Querida Clara:
Soy la secretaria de Papá Noel. Me pide te avise que encontramos tu primera carta ¡Qué buena noticia, ¿verdad?! Ruega que lo disculpes por no responderte personalmente pero a la locura de trabajo que tenemos siempre en noviembre, preparando los regalos, se sumó una descompostura en uno de los renos a raíz de una modificación en su alimentación. Cambiamos de veterinario por problemas de presupuesto pero, como siempre, lo barato sale caro y el nuevo les dio una dieta que los puso fatales. Ya regresamos con el anterior, pero este lamentable incidente nos consumió una increíble cantidad de tiempo. De todos modos, Papá Noel, me pide que te transmita la seguridad de que todos tus regalos estarán listos a tiempo. Sólo una pregunta: lo que pediste en las dos cartas no coincide exactamente, ¿cuál te complacería que atendamos?
Afectuosamente
Esther Noel




Queridos Esther, Papá Noel, el Reno o la rueda del trineo, o quien quiera que sea que lea esta carta y me la conteste: ¡Ni me acuerdo si eran diferentes las dos cartas! Traigan todo y listo, qué sé yo. O las mismas cosas que pido en las dos. Lo que más me importa es el disfraz de médica de verdad, blanco, y la Barbie de casamiento. Ah, y la estrellita, el acordeón, la planta de naranjas y libros.
Pónganse las pilas.
Clara



Querida Clara:
Soy la secretaria personal de Esther Noel. Ella me pide que la disculpes por no contestar personalmente tu correo. Está atendiendo a Papá Noel quien sufrió un pequeño accidente, nada grave, una caída que le produjo una leve fractura en un pie. Él mismo insistió en que te hagamos saber que está bien, que no debes asustarte, el médico le aseguró que en quince días podrá apoyar el pie de manera normal, y que todas las placas muestran que la lesión no reviste importancia. No debes preocuparte, a todos pueden ocurrirnos estos pequeños accidentes.
Afectuosamente
Silvia Noel



¿Y mis regalos? ¿Ya eligieron de las dos cartas?
Clara



Querida Clara:
Soy Esther, nuevamente. Estamos muy felices. ¡Nuestro querido Papá Noel ya se encuentra repuesto! Mandó decirte que tu pedido está completo y embarcado. Esperamos que seas muy feliz con esas cosas tan bellas que pediste. Has de ser una niña muy especial para haber hecho una solicitud tan hermosa. Te ruego que sepas disculpar los inconvenientes que ya superamos.
Un afectuoso abrazo
Esther Noel



Querido Papá Noel, y tu secretaria y la secretaria de tu secretaria y el reno con diarrea:
Les escribo esta carta después de abrir los regalos. Muchas gracias por el elefante de porcelana blanco, es muy práctico, y sobre todo tan bonito. Los videos de carreras de coches son sumamente interesantes. ¡Con el álbum de figuritas del fútbol español aprendí cosas importantes! Qué bueno que conseguiste el disfraz verde de doctora que te había pedido en mi primera carta y que después cambié de opinión por uno blanco. Y ese cenicero con forma de ajedrez, también muy lindo. El Power Ranger rojo es muy parecido a la Barbie de casamiento. Las botas de escalado de alta montaña, aprovechando que eran número 43, se los regalé a mi tío Alberto.
Con profundas emociones
Clara





miércoles, 26 de noviembre de 2014

Caperucita Roja (Tal como se lo contaron a Jorge) de Luis Pescetti































CUENTO PARA PAPÁS CASTOR

Caperucita Roja (tal como se lo contaron a Jorge)



Papá le cuenta a Jorge la historia de Caperucita Roja en una versión muy correcta. Sin embargo, la imaginación de Jorge convierte a esa Caperucita en otra muy diferente… ¡y muy divertida! 

Autor: Luis María Pescetti

Ilustraciones de O’Kif. 
Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1996. 
Colección Infantil, Serie Naranja. 
También editado por Alfaguara en Venezuela, Colombia, México, Perú, Bolivia, Estados Unidos y España.

puedes consultarlo en: http://issuu.com/carloschi/docs/caperucita_roja__tal_como_se_lo_con

Seguramente alguna vez leíste o te leyeron “Caperucita Roja” cuando eras niño, o por lo menos tienes una idea general sobre la historia de la pequeña niña que salió un día a llevarle un encargo a su abuelita y en el camino se encontró con el Lobo Feroz. “Caperucita Roja” es uno de los cuentos más populares en todo el mundo; sin embargo –y precisamente por su popularidad– es uno de los que tienen más variantes en su historia, desde qué era lo que le llevaba Caperucita a su abuelita, hasta si el lobo se comió o no a la dulce viejecita. La primera versión de la Caperucita se le adjudica a Charles Perrault y una siguiente versión extendida –quizá la más de todas– a los Hermanos Grimm. De niño leí y me contaron muchas versiones sobre este cuento, curiosamente ninguna de ellas fue la de Perrault o la de los Hermanos Grimm, aunque la influencia de los hermanos había hecho estragos efectivamente en la historia, incluso en aquellas que han sido parte de proyectos educativos que buscan moralizar a los niños durante la educación primaria, endulzando la historia hasta la inverosimilitud y la cursilería.

Caperucita Roja (tal como se lo contaron a Jorge) es sin dudas un ejemplo claro de que las historias persisten a través del tiempo pero, más importante, de que éstas son diferentes cada vez que alguien las lee. Divertido, sencillo, moderno y con imágenes que narran –y no sólo acompañan– es un libro que todos los que leímos “Caperucita Roja” o algún otro clásico infantil deberíamos tener en mente, y quienes buscamos ser guías para acercar a los pequeños a la lectura deberíamos también tener en cuenta el modo en que les contamos las historias, pues de esto depende también cómo las imaginarán nuestros oyentes.

Recopilación 
por Lekes Castor